lunes, 27 de febrero de 2017

TrekRafting en el Alto Tajo (Agosto 2016, 40 km packrafting + 40 km a pie)

Agosto en Madrid, los rigores de la canícula estival aprietan duramente con 35 grados a la sombra, la mayoría del personal está en la playa, tienes unos días libres y ganas de refrescarte y no verte entre la multitud, ¿qué puedes hacer? Como ya ha explicado mi compañero de fatigas en los post de análisis del packraft, esta embarcación portable nos amplía el horizonte del kayakmochileo, y en este caso vino a traernos la respuesta a la pregunta anterior: una excursión de trekrafting por el Alto Tajo.

Antes de la salida hubo que cumplir con una asignatura pendiente; en una excursión anterior por los ríos Sever y Tajo en Portugal hice una raja muy fea a mi raft, y había que arreglar el entuerto si queríamos volver a la carga.


Después de bastante tiempo mareando la perdiz, y meses repitiendo "esta semana nos juntamos un día para hacer la reparación" sin terminar de concretar nada (mea culpa), por fin pedí al fabricante que me enviara un parche de gran tamaño para cubrir la raja. Pero como siempre me gusta apurar, operamos mi packraft casi de urgencia un par de días antes de la fecha señalada para salir al Alto Tajo; una intervención a vida o muerte podría decirse, si salía mal nos quedábamos sin viaje. La verdad que después de tantas semanas proyectando la operación "parchear la raja", pues no siempre viene mal tomarse las cosas con calma, el resultado fue satisfactorio al cien por cien, y el Trekraft no ha vuelto a quejarse de su cicatriz desde entonces.


Hecho esto ya pudimos encaminarnos a nuestro punto de partida y también de llegada en este caso, pues la ruta programada era circular. Peralejos de las Truchas es un pueblo que recomendamos a cualquier persona de bien, sitio tranquilo y bonito donde los haya. 


Allí empezamos la aventurilla, esta vez caminando desde el pueblo, buscando el río Tajo para embarcarnos. Como salimos ya por la tarde de Madrid el recorrido del primer día solo podía ser corto, lo justo para llegar al río, embarcar y bajar remando hasta encontrar un sitio apto para pernoctar. Dani ya ha explicado con detalle cómo es una transición tierra-agua con este tipo de embarcación, con que me ahorro los detalles. Al poco de entrar en el río y empezar el descenso, el paisano menos simpático de Peralejos, pues en todos los sitios por pequeños e idílicos que sean hay gente así, nos amenazó con llamar a los guardias porque le molestábamos mucho pasando por allí en kayak y mira que somos de molestar lo mínimo. A este respecto hay que aclarar que íbamos allí con nuestros permisos de navegación en regla, que por supuesto somos gente limpia y sensible, así que realmente no se qué mal hacíamos al sujeto en cuestión. Superado este primer y único incidente empezamos con los primeros tramos de aguas rápidas. Un rato de diversión y novedad para nosotros hasta que, con las últimas luces del día, encontramos el sitio buscado. Campamento, cena y a dormir.


A la mañana siguiente el primer gran momento llega cuando alzamos la vista hacia el majestuoso cañón del río Tajo. Los buitres vuelan en círculos en las cumbres distantes, entre las siluetas intentamos distinguir algún alimoche.


El día había amanecido fantástico para lo que nos esperaba, remar unos rápidos muy divertidos y no muy complicados técnicamente, ideales para gente poco experta en estas lides como somos nosotros. Antes de meter los raft al agua nos detuvimos un rato a observar detalladamente los caballitos del diablo que revoloteaban a nuestro alrededor.


El agua es de una claridad pura y fresca, antes de embarcar nos dimos el primer chapuzón.



Las siguientes dos horas fueron un sin parar de pasadizos y saltos de agua, que se aprecian mejor en el vídeo resumen.



En las pausas donde el agua se remansaba aprovechamos para hacer alguna foto.


La parada para comer fue perfecta para reponer fuerzas, una refección rápida, un poco de siesta y de nuevo a la faena.


Por delante nos quedaban los grandes saltos de este tramo de río, entre ellos el salto de la rata.



El objetivo del día era llegar a la zona de la Laguna de Taravilla, pero el río iba escaso de agua, rascón en algún punto, y estaba bastante cerrado por la vegetación de las orillas que a veces se cruzaba en el cauce. Ambos factores sumados nos dificultaron el avance y nos vimos obligados a bajar de los packraft en más de una ocasión. Así que un par de kilómetros antes de lo planeado dimos por concluida la jornada cuando vimos esta fantástica playa.


Dejamos las cosas más o menos listas para montar más tarde un rápido campamento y aprovechamos para caminar por la pista que discurre por la orilla derecha del Tajo, buscando llegar a la Laguna. Por el camino nos desagradó ver que la zona está abierta al tráfico rodado sin restricción alguna (esto a nuestro "amigo" del día anterior no creo que le importara, solo le molestaban las piraguas). Lo cierto es que, a pesar de que este detalle de los coches suele acarrear la llegada de mucha gente y basura, en toda la zona que habíamos recorrido ni se veía mucho trasiego de personas ni estaba prácticamente sucia, más bien al contrario.


Al regresar a la playa descubrimos que íbamos a tener vecinos de parcela esa noche, un par de amigos que habían llegado en coche. Aunque en un principio no me agradó la idea, he de reconocer que pasamos un rato divertido charlando y bebiendo algún brebaje con ellos.

A la mañana siguiente nos despedimos de los compis hasta más tarde, porque iban a estar río abajo, con lo que volveríamos a encontrarnos.


El agua de aquí al salto de Poveda iba calmada, tocó remar con energía hasta llegar cerca de la presa.


El salto es bonito de ver, está provocado por una antigua presa hidroeléctrica que ya desde hace años está en desuso y se ha desmoronado parcialmente. 


Para salvar el salto hay que portear más o menos un kilómetro río abajo. Como es un porteo corto decidimos hacerlo sin desmontar los packraft, con una técnica que Dani había investigado previamente, las barcas amarradas a la mochila al estilo tortuga.


Tras reembarcar aún nos aguardaban sorpresas, mejor nivel de agua en este tramo y pasos realmente divertidos. Encontramos de nuevo a los amigos de la noche anterior. También nos cruzamos con un par de grupos de piragüistas guiados y los respectivos guías nos dieron buena información, útil para nuestra seguridad.


Desde la parada para comer al final de nuestro periplo kayakero, me gustó especialmente la zona del puente medieval de Peñalen. 


Luego apuramos los últimos kilómetros de ruta acuática, que finalmente dimos por concluida justo antes de las Tobas. Allí desembarcamos.


Cargamos con los packraft y subimos todo nuestro equipo a una altura mayor, donde se aterrazaba el terreno en una zona apta para dormir y con salida directa a la senda que tendríamos que tomar para el regreso a casa.

Al día siguiente tocó madrugar pues teníamos que desandar, literalmente, todo el camino que habíamos recorrido remando río abajo. Aún así, hubo un breve momento para la contemplación, o más bien un posado robado en lenguaje telecinquil.



La jornada se fue haciendo dura, muchos kilómetros, mochilas cargadas, bastante calor, alguna molestia en los pies a medida que avanzaba el día. Dividimos la ruta con una primera parada para un breve refrigerio a mediodía, baño rápido incluido, una pausa algo mayor para comer en Poveda, luego continuamos con el desvío a Taravilla y finalmente enfilamos hacia Peralejos.

No pudimos evitar parar para un último baño en uno de los rincones que teníamos marcados de los días previos de ruta en kayak.


Y por fin llegamos de nuevo al que había sido nuestro punto de origen unos días atrás, con el tiempo suficiente para bebernos una merecidísima cerveza, y reemprender la marcha en coche hacia Madrid.


lunes, 13 de febrero de 2017

Packraft I: para qué sirve (Ligereza y facilidad de montaje)

En una de nuestras salidas otoñales a Bolaño me llevé todos mis juguetes: el Trak Seeker de los canadienses TRAK (plegable con estructura de aluminio y tres pistones hidraúlicos para ajustar la forma del casco a las condiciones del mar); mi querido RAID 500 Greenlander Expedition de los franceses NAUTIRAID (plegable con estructura de madera); y el fantástico TREKRAFT de los alemanes NORTIK (packraft hinchable). De la intención de hacer un análisis comparativo entre los tres salió todo lo contrario: este humilde par de entregas dedicadas a lo que nosotros hemos aprendido del Trekraft de Nortik y del uso que le damos.

* Quien quiera un buen análisis en detalle de los packrafts que consulte A paddle in my pack de Chris S. Es una de las mejores fuentes de información con artículos comparativos y dedicados. En la página packrafting-store hay también una tabla comparativa de 14 packrafts y una amplia gama de productos dedicados al packrafting. Nuestros amigos de Planetapackraft llevan tiempo representando el panorama del packraft en España y son un referente. Y finalmente el blog del aventurero Roman Dial, uno de los padres del packrafting.

TREKRAFT: En unkayakenlamochila tenemos sendos packrafts, en particular el TREKRAFT de Nortik con cubierta en color verde militar ¡Torrentes mandan! Yo la considero la embarcación total para aguas dulces continentales, ya sean bravas o tranquilas. Es literalmente un todoterreno por tres razones: ligereza (<4kg), facilidad de montaje (7 minutos) y versatilidad en el agua (tranquila o brava, caudalosa o somera, agua y tierra, río y embalse). Este primer post tratará de su ligereza y la consecuente facilidad de montaje y por tanto el tipo de uso que estas dos características permiten.

Trekraft de Nortik con cubierta
Estas son las especificaciones concretas de nuestro modelo Nortik Trekraft (with deck):

- Componentes: barco (3000g incluyendo la cubierta y los calarrodillas/musleras -50g), bolsa para guardado (140g, siempre la dejamos en casa), barras de aluminio para el coaming (200g en total, siendo el segmento más largo de 58 cm lineales y unos 50cm de alto al estar curvado), cubrebañeras (200g), bolsa de inflado (240g, llevamos sólo una cuando salimos juntos), asiento (200g) y kit de reparación (70g). Toda esta descripción pesa 4050g

- Materiales: 210den TPU Nylon para el casco, 420den TPU Nylon para el suelo, 210den Oxford Nylon para el asiento y Ripstop Nylon en la cubierta. Los segmentos del casco están termosellados entre sí, y el suelo y la cubierta están pegados al casco de tubos huecos.

- Construcción: se compone de un casco asimétrico (elongado hacia arriba en la proa y abultado hacia abajo en la popa), bastante amplio por dentro (se comercializa en una sola talla) y con 2 tiras calarrodillas. Viene con 4 d-rings en proa, una boca de inflado cerrada a rosca (donde se conecta la bolsa de inflado) y un tubo de inflado para darle la presión final. Soporta un peso de 140kg.

- Dimensiones: el exterior mide 230 cm de largo, 94 cm de anchura máxima y 160 cm de línea de agua. Los tubos miden 29 cm de diámetro, de modo que el interior se queda en 133 cm de largo y 38 cm de anchura en las caderas.

* El Trekraft se vende en una única talla con una longitud interior de 133 cm. 

LO MALO. El punto negativo es que para personas de altura media (170-185 cm) el espacio interior es demasiado largo, de modo que, sentados dentro, los pies no llegan a tocar la zona de proa. En descensos de agua brava, a medida que superamos saltos o turbulencias en normal que  comencemos a deslizarnos hacia el interior del barco, arrastrando con nosotros el asiento que originalmente estaba pegado con velcro al casco. Tras encadenar una serie de rápidos nos encontramos un poco hundidos dentro del barco, paleando desde más abajo y por tanto con menor capacidad de maniobra y peor inclinación para meter la pala en vertical y palear con fuerza.

LA SOLUCIÓN. Es recomendable en estos casos situar una bolsa estanca (o un balón de playa hinchable) por dentro, en la punta del barco, de modo que se puedan apoyar los pies y hacer fuerza para evitar caerse hacia dentro. Así acortamos la longitud interior del barco y la adaptamos a nuestra altura de cara a mantenernos anclados a la embarcación en agua brava

LO BUENO. Al ser muy espacioso en interior podemos transportar material dentro en viajes largos. Una buena opción es ropa en una bolsa estanca recia, que situaremos en la punta y nos servirá de apoyo para no hundirnos.

LIGEREZA (<4kg): nuestro modelo es el cerrado con cubrebañera. Incluyendo todos los elementos (barco, coaming de aluminio, cubre, bolsa de inflado y kit de reparación) el Trekraft pesa 3910 g empacado en un bulto de 50 x 30 cm. Toda la descripción anterior pesa 4050g, aunque nosotros prescindimos de la bolsa de inflado (al menos la de uno de nosotros cuando salimos juntos) y de la bolsa de guardado (ninguno de nosotros la lleva) de modo que el bulto final pesa 3910g.


FACILIDAD DE MONTAJE (7 minutos): basta desenrollarlo, abrirlo un poco y, con una simple bolsa estanca que se acopla a la boca de inflado del kayak, se puede llenar de aire usándola como si fuera una manga pastelera en siete repeticiones. La boca de inflado cierra con un tapón a rosca que en nuestro modelo suele dar guerra si no se cierra bien y con fuerza. La presión final necesaria para que quede turgente se aplica a pulmón a través de un tubo. El desmontaje es cuestión de dejarlo secar y, una vez seco, abrir el tapón, enrollarlo a lo bruto de proa a popa para expulsar el aire, y volver a enrollarlo con la precisión deseada para terminar con un rollo de las dimensiones adecuadas.

* Una vez llenado, es recomendable dejar enfriar el aire bombeado dentro hasta temperatura ambiente (sobre todo en invierno, cuando se nota el enfriamiento porque la turgencia inicial desaparece en unos pocos minutos tras el soplado y el kayak se arruga un poco). Pero basta volver a hincharlo a pulmón a través del tubo hasta la presión final deseada. En aguas frías este proceso se puede repetir en la primera parada y/o por las mañanas en travesías invernales. En verano ocurre lo contrario: el sol calienta el aire si el kayak no se deja a la sombra, de modo que conviene dejar escapar algo de aire para que una presión excesiva no haga al kayak más vulnerable a pinchazos y/o someta los tubos a una tensión interior innecesaria

USOS DEL PACKRAFT. El bajo peso y su facilidad de montaje hacen al pakraft una buena opción para tres tipos de travesías:

(1) Para excursiones de un día o pocas horas.
La logística y transporte al sitio deseado es mucho más fácil con bultos ligeros que quepan en la mochila, de modo que no dé tanta pereza hacer una salida de un día. Además, en salidas de un día o pocas horas el tiempo de montaje/desmontaje debe representar sólo un pequeño porcentaje del tiempo total empleado (o te pasas más tiempo montándolo y plegándolo que remando). Con menos de 4 kg, un bulto de unos 15L y con un tiempo de montaje de menos de 10 minutos, el packraft lo solemos usar para aventuras de un día por los ríos de Madrid como el Tajo o el Jarama.

Salida de un día por el Tajo en Aranjuez, probando por primera vez el Trekraft

(2) En travesías con muchas transiciones agua-tierra.
Nosotros lo usamos mucho en travesías en las que existan frecuentes discontinuidades en la lámina de agua, es decir, en rutas anfibias donde haya muchas transiciones agua-tierra y/o en jornadas con abundante sorteo de obstáculos. Dentro de esta cajón desastre denominado "muchas transiciones agua-tierra" merece la pena hacer una distinción entre (a) jornadas de paleo que requieren porteos por tierra y (b) rutas anfibias de varios días.

(2.a) En jornadas de paleo que requieren porteos por tierra. Su ligereza permite portarlo hinchado para saltar troncos cruzados en un río, sortear presas, azudes, cascadas o barrancos, y salir de aguas bravas en infranqueables o pasos de alto nivel que superen la destreza del kayakista.

Un árbol cruzado en el rio Navia en Lugo. Aprovechamos y paramos para comer

Sorteando una presilla hidroeléctrica en el Navia en diciembre

Justo después de esa presilla el río se juntaba con el caudal canalizado para generar electricidad, de modo que se creaba un salto de rocas y poco caudal. A bajarse para embarcar unos metros más abajo


Este salto en el Tajo en agosto no llevaba suficiente agua  para la altura que tenía, lo mejor era bajarse
En saltos como este, el de Poveda, hay que bajarse sí o sí.  

 
Cuando hay que salir del río y andar un rato (como en el salto de Poveda) para volver al agua después, se puede portar el packraft inflado y bien sujeto sobre la mochila. Es más cómodo que deshincharlo, portear, y volver a embarcar tras el hinchado


Travesía anfibia en León en noviembre. El embalse estaba demasiado bajo y tuvimos que desembarcar y recorrer unas pocas de decenas de metros a pie para volver a embarcar antes de adentrarnos en los hayedos y robledales de melojo del fondo.

(2.b) Para rutas anfibias de varios días cuando el número de transiciones es elevado (1 al día durante 7-10 días) la rapidez de hinchado/plegado ahorra mucho tiempo y permite aumentar el kilometraje diario recorrido. En una transición hay que salir del barco, sacarlo del agua, retirar todos los elementos (bolsas estancas, cable de pala, cámara, etc), desinflarlo y enrollarlo, sacar la mochila de la bolsa estanca, meter todo el material en la mochila y/o acoplarlo por fuera, y ponerse a andar. De modo que en realidad sólo una parte del tiempo total empleado en una transición es debido al hinchado/plegado. Aún así, con un packraft, en unos 45 minutos se pasa de estar sentado paleando a estar andando con la mochila en la espalda si se organiza bien el material y se sigue el orden adecuado. Los kayaks plegables requieren en torno a 2-3h mínimo de tiempo total. En una travesía invernal de 10 días donde las horas de luz son pocas (10h), el ahorrar 1h al día cada día equivale a una jornada completa extra ahorrada. Esto permite por ejemplo tener un día de margen para llegar a destino (si algo sale mal).

Primera transición (tierra-agua) en travesía invernal anfibia en León en marzo. Empezó a nevar.

Segunda transición (agua-tierra) en esa misma travesía. Nevaba más que en la primera transición

Siempre hay transiciones miserables, como esta quinta transición tierra-agua, cuando no paró de llover en toda la mañana

(2) Para travesías anfibias terrestre-acuática en las que hay que llevarlo en la mochila durante horas o días haciendo senderismo.
Con apenas 4 kilos y unas dimensiones de 50x30cm el trekraft ofrece la posibilidad de portarlo plegado en una mochila sin que el peso entorpezca la capacidad de la marcha.

Mi mochila de 40-L completa para packrafting en verano durante 4 días. El packraft está dentro de la mochila

Antonio con la suya de 60-L, con el packraft enrollado debajo de la mochila

En invierno con necesidad de portear más equipo es necesario un buen macuto si queremos llevar unos 20kg sin hacernos daño

Y al día siguiente el placer de una jornada con raquetas de vuelta al agua.
Cascada natural de roca metamórfica en travesía invernal por Asturias

Riaño, León, tras varias horas de caminata. Abajo el embalse desde donde empezamos paleando

(3) El packraft permite regresar andando al punto de inserción aguas arriba tras un descenso en río o donde deseemos terminar la travesía en caso de un embalse o lago. Hemos llegado a recorrer 30 km en 7 horas remontando el Tajo descendido durante 3 días. Así se puede añadir un día final de senderismo a la ruta, al tiempo que se prescinde de tener que ir con 2 coches (dejando uno en el punto de inserción y otro en el de salida).

De regreso tras 6h de marcha y 30km río arriba en la cuarta jornada de viaje tras 3 días de descenso del Tajo en verano.
Esperamos que este post haya servido para responder a las dudas más básicas sobre un packraft y para mostrar nuestra humilde opinión de esta embarcación que tan buenos momentos nos hace pasar.