martes, 26 de agosto de 2014

Sognefjord Día 06. Ese - Fjaerland (29 de mayo 2014, 41 km)


Amanece otro día soleado de radiante cielo azul. La primavera escandinava me rodea cuando salgo de la tienda y me invita a darme un baño helado.



 Los primeros compases de ruta no se porqué pero me cuestan bastante. Igual es ya obsesión mía, por culpa de la corriente que sufrí ayer tarde al entrar en el pequeño Esefjorden, pero el caso es que me da la sensación de que vuelvo a tener la corriente en contra. En fin, procuro no pensarlo demasiado y así logro salir otra vez a la anchura del Sognefjord.

Caseta donde he montado campamento al final del Esefjorden
Pequeña aldea de Ese rodeada de montañas
Nada más dejar a mi espalda Balestrand giro a babor y después de rodear una menuda península atisbo ya el largo brazo de agua que ha de llevarme hoy a Fjaerland. Pero eso será al final de la jornada. Antes, lo que toca a continuación es atravesar el trayecto de la línea de ferries que cruza el canal entre Hella y Dragsvik. Al pasar por el muelle de Dragsvik encuentro un ferry amarrado pero con los motores en marcha, rápidamente carga pasajeros y vehículos y emprende su marcha al otro lado del canal. Desde la orilla contraria en Hella su hermano gemelo ya ha hecho lo propio y se dirige hacia esta posición.

Ferry en Dragsvik
Yo acelero para cruzar por su proa antes de que eche a navegar. Como aún queda mañana por delante me encamino al oeste de nuevo para adentrarme aunque sea brevemente, en el Vetlefjorden. Como el viento acompaña despliego la vela.


Al poco encuentro un buque que porta maquinaria para las obras de la zona. Aunque su puerto actual es Bergen a proa, mal tapado por una mano de pintura, se puede leer el rótulo con su antiguo nombre y procedencia, Hamburgo.


Tras dar un rodeo a esta ramificación, paro a comer. Después de almorzar y descansar un poco retomo el camino hacia Fjaerland.


Mirando hacia el norte las enormes montañas se erigen cual gigantes a ambas orillas del fiordo, gigantes de intenso verde a los pies y blanco refulgente en la coronilla.


Dando la vuelta sobre mis remadas la panorámica es también fantástica.


A medida que avanzo hacia Fjaerland aprecio más nieve en las cumbres. En la lejanía puedo observar el hielo perpetuo del glaciar encajonado entre las montañas.


La jornada se hace larga. Después de pasar la localidad de Fjaerland, que dejo a mi izquierda sin acercarme a ella, llego al final del fiordo. En principio es el lugar donde voy a quedarme a dormir. Pero la foto de satélite ha resultado engañosa con este paisaje. Lo que en esa vista me había parecido explanada de pasto apta para montar mi tienda, es realmente un cenagal lleno de mosquitos que se extiende entre la desembocadura de dos ríos.



Como se hace tarde, doy media vuelta y me acerco a Fjaerland en busca de un lugar para dormir. Al final lo encuentro en mitad de la localidad, en una zona de casetas de pescadores que parecen abandonadas y sin casas habitadas alrededor. A mi espalda se encuentra la iglesia del pueblo.


Antes de cenar dejo la tienda montada y voy a dar una vuelta por el pueblo, no se ve mucha gente por la calle.



Después del paseo me siento a cenar, y mientras caliento un sobre de pasta veo una pareja de delfines nadando a unos metros delante de mí. Contento de haber visto a estos simpáticos cetáceos me meto en la tienda a dormir.

2 comentarios:

Suso dijo...

Sería interesante construir una vela que permitiera ceñir para aprovechar mejor el viento. En la red hay alguna cosa. El mástil puede ser desmontable y se necesitaría un par de orzas laterales.

Un Kayak en la Mochila dijo...

La vela que yo tengo es el modelo Winpaddle Cruiser y va realmente bien. No sería mala opción incorporar una para tus expediciones Suso, ayuda a subir la media de kilómetros diarios y sobre todo es divertido usarla. Saludos