El día amanece nublado, desapacible y con viento de levante, que según la previsión irá en aumento. No tengo una idea clara sobre el objetivo a cumplir en la ruta de hoy. Si el tiempo lo permite pararé a tomar esa cerveza prometida en Cala Saona, y si la cosa se alarga igual puedo acabar la jornada sin palear mucho más allá, y acampar en alguna cala cercana. De momento, tras el desayuno y la recogida del campamento veo que el tiempo no mejora. Me hago a la mar temprano y remo en dirección sur en busca del Cap de Barbaria. A medida que avanzo hacia al sur abandono paulatinamente el resguardo que la enorme masa de tierra de la Mola representa frente al viento de levante. A la media hora aproximadamente de navegación empiezo a estar expuesto totalmente al viento y la mar, que ya empieza a agitarse con cierta intensidad y blanquearse de borreguillos. Así las cosas, decido hacer un recto en dirección a la punta de Barbaria procurando no acercarme demasiado a la costa para evitar el rebote de las olas. Una hora más de paleo y doblo la punta del Cap de Barbaria, ahora estoy totalmente a resguardo de viento y puedo disfrutar de una navegación muy tranquila. La costa desde aquí hasta Cala Saona me sorprende por su enorme belleza.
Doblado el Cap de Barbaria el mar está en calma y los acantilados se disfrutan |
Las espectaculares cuevas se suceden en cada grieta de los acantilados, una de ellas llama mi atención por encima de las demás. Al poco de salir de esa gruta encuentro dos kayaks, son gente de la zona que me comentan que se la conoce como Cueva de los Delfines. No es muy grande, pero me parece uno de los rincones más bellos de lo visto hasta hora en Formentera.
Aproximándose a la cueva el agua es cristalina |
Antes de entrar se aprecia que la cueva tiene una abertura en la parte superior, por la que se ilumina el interior |
La abertura en la parte superior |
Aquí se observan las dos entradas a la cueva. El juego de colores es impresionante |
Tras pasar esta fantástica gruta marina, aún disfruto de cada palada que doy hasta llegar a Punta Rasa y enfilar la Cala Saona. Algunas cuevas están a rebosar de medusas.
En Cala Saona el panorama es peor de lo esperado. Como el día sigue siendo gris y desapacible no hay casi nadie allí, sólo unos operarios con una pala excavadora retirando la abundante posidonia acumulada en la playa. Me asomo y compruebo que mis amigos canadienses no están, desembarcar allí para esperarles no me parece buena opción, pues no hace día de playa y puede ser que hayan cambiado sus planes. Sopesada la situación decido continuar, con la idea de terminar si fuera posible la vuelta a Formentera y dejarlo todo listo para cruzar mañana temprano de nuevo a Ibiza. Aún es pronto, así que antes de comer da tiempo a pasar la Punta de la Gavina, doblarla y tomar dirección al noreste hacía la Punta de sa Pedrera. En toda esta zona vuelven a dominar los acantilados bajos, formaciones rocosas y calas, con bastantes cuevas pequeñas y erosiones en la roca.
Al virar mi rumbo hacia el noreste vuelvo a encontrarme con el fuerte viento de levante, que dejé atrás al doblar el Cap de Barbaria, y que ahora me sopla de cara. Para evitarlo lo más posible, me dedico a pegarme bien a la costa entrando en toda las pequeñas bahías entre las puntas de la Gaviana y sa Pedrera. Eso me facilita enormemente el avance, porque salir a mar abierto y enfrentarse al viento en contra supone un esfuerzo extra. Sigo avanzando y cruzo la bahía que se forma hasta el puerto de la Savina y de allí hasta la playa de es Cavall d'en Borrás, donde paro a comer y descansar.
A pesar de que el día sigue nublado, esta playa no tiene que envidiar nada a las de los catálogos de viajes al Caribe y destinos similares |
Una vez repuestas fuerzas, y ya con el sol asomándose, continúo mi andadura. Navego ahora rumbo norte en paralelo a Ses Illetes, y el fino brazo de tierra me resguarda del viento de levante. Aprovecho una parada para echar un vistazo a las playas de levante y poniente que distan entre sí pocos metros.
A la derecha playa a poniente, de azul turquesa y aguas calmadas. A la izquierda levante, azotada por el viento y con la mar algo movida. |
Prosigo camino aún hasta llegar de nuevo (3 días después) a la Isla de Espalmador. Decido montar mi campamento en el extremo norte de la isla, en la playa frente al islote de Sa Torreta. La bahía que se forma aquí, de tan escaso calado que no pasa casi ningún tipo de embarcación a motor, resulta un lugar ideal para pasar la noche.
Kayak Triton Ladoga en Sa Torreta |
De aquí al final del día me dedico a dar una vuelta por los alrededores
Observar la puesta de sol sentado en una silla que me encuentro entre unos arbustos
Y cenar sentadito como un marqués.
Mañana toca madrugar lo máximo posible para poder cruzar a Ibiza antes de la salida de los Fast Ferries, así que a dormir.
2 comentarios:
Fantástico este post, ¿Podrías marcar en el mapa la localización de la Cueva de los Delfines? La he buscado varias veces sin éxito.
Gracias Joan. No puedo darte una ubicación exacta, pero si haces ese tramo en kayak y no te alejas mucho de los acantilados vas a ver la cueva seguro. Un saludo
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