Días 3-4, de Aldeia Nova a Oporto
Levantarse y salir de la tienda fue duro por el frío y la humedad. Además la ropa no estaba ni mucho menos seca y ponerse el neopreno y los escarpines mojados y fríos daba bastante pereza, pero no quedaba otra. Así que sin querer pensarlo demasiado recogimos y nos cambiamos para entrar ya a los kayak.
Hasta bien entrada la mañana la niebla no terminó de levantarse, y con ella ocupando las partes altas del valle disfrutamos, en esas primeras horas matutinas, de un paisaje más espectacular si cabe.
Realizamos la parada para comer en Vitetos, población que tenía un embarcadero con varios pantalanes y una rampa. En la rampa dejamos los kayak y caminamos a un zona cómoda para sentarnos y comer algo. Cometimos el error de no subir las piraguas bien arriba de la rampa a terreno seco y lo pagamos, aunque por fortuna no tan caro como podría haber resultado. Se conoce que al paso de alguna embarcación grande se formó una ola del tamaño suficiente como para llevarse nuestros kayak de la orilla. El caso es que al volver a la zona de la rampa comprobamos con sorpresa que nuestros kayak ya no estaban allí, el siguiente vistazo al agua nos dejó algo más tranquilos, pues se podían ver en pleno Duero avanzando lentamente con la corriente río abajo. Afortunadamente la corriente era casi inexistente, así que con darse un chapuzón y nadar hasta ellos pudimos recuperarlos y traerlos de vuelta. Echamos a suerte quién de los 2 tenía que tirarse a por los kayak y la misión le tocó a Carlos. Creo que aquella zambullida en las frescas aguas del Duero le ha dejado secuelas irreversibles.
Durante la tarde avanzamos bastante. El paisaje se hizo algo más abierto, y las aguas se hicieron más quietas a medida que el sol iba desapareciendo en el horizonte.
Llegando la noche volvimos a pasar algún apuro tratando de encontrar un sitio apto para acampar, pues el cerrado bosque de ribera no dejaba casi ningún espacio para desembarcar. Al final vimos una rampa y nos tiramos a por ella. Resultó ser la rampa de embarque de una villa, que se ocultaba en el bosque algo más arriba. El sitio era perfecto, pues la mansión estaba deshabitada y en sus aledaños nos ofrecía un amplio espacio llano para montar la tienda.
Muy cerca de nuestra tienda estaba la piscina, de la que salía una escalinata tallada en la roca que subía a la casa. Estaba llena, pero el color del agua no invitaba mucho y además con un baño helado al día pensamos que era ya suficiente.
A la mañana siguiente el despertar fue mejor, con menos frío, menos niebla y menos humedad al estar el campamento a mayor altura. Desayunamos como siempre, recogimos todo y nos echamos al agua.
El sol lucía en el cielo desde primera hora del día.
La primera hora de paleo nos llevó hasta la presa de Crestuma, de menor altura que la de Carrapatelo. La operación esta vez fue mucho más sencilla. El operario de Carrapatelo nos había apuntado el número de teléfono para avisar en Crestuma, y que nos pudieran abrir las compuertas al llegar. Así lo hicimos y no hubo ningún problema.
Ya al otro lado realizamos una breve parada en una playa. Ahora la corriente se sentía mucho más fuerte a favor, pues ya no quedaban presas de aquí hasta el océano, y eso nos hizo bastante llevaderos los últimos kilómetros hasta Oporto.
Según avanzábamos hacia nuestro destino final se veían cada vez más construcciones en las orillas.
El tamaño de los cruceros fluviales era mayor a medida que se acercaba uno a Porto. |
Hasta que por fin divisamos a lo lejos la ciudad.
Cuando entras paleando a esta magnífica ciudad una de las cosas que te llama la atención es la cantidad de puentes, algunos más modernos otros más antiguos pero todos impresionantes, que cruzan el río para conectar la ciudad entre una y otra orilla del mismo.
Navegar en kayak por toda la zona del puerto fluvial y marítimo, cruzar el casco antiguo y pasar bajo esos puentes es toda una experiencia. Seguramente las fotos, aunque bastante espectaculares, no puedan plasmar la sensación que te embarga en esos momentos. Yo te recomiendo que, si tienes la oportunidad, no dudes en probarlo tú también.
Al salir por la bocana de puerto al Atlántico sentimos la diferencia entre las tranquilas aguas del Duero y las movidas aguas del océano. Desembarcamos en una playa de grava y empezamos a organizar la recogida. Nos llevamos los kayak al paseo marítimo, donde pudieron secarse antes de guardarlos.
Ya con todo empacado buscamos un sitio para comer, y tras la comida y las copas, nos acercamos a la estación de autobuses. En la zona hicimos tiempo hasta las 12 de la noche que salía nuestro bus, bebiendo cervezas y brindando por el éxito de la misión.
1 comentario:
Sobre cuantos km se pueden avanzar en una jornada de 12h? Teniendo en cuenta la velocidad media de 10km/h del rio mas la velocidad aplicada por los brazos?
Es decir, quiero hacer una travesia de un afluente del Duero de unos 150km y necesito saber si se puede hacer en una jornada.
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